viernes, 3 de septiembre de 2010

Prefacio




Mientras me rendía y dejaba que mis ojos se cerraran para siempre me acorde de ella. No sabía realmente quien era solo que la conocía, si la conocía, conocía su sonrisa, su modo de arrugar la cara, el brillo de sus ojos, la forma en que me miraba; entonces las últimas semanas me atacaron con un golpe de memoria. Tenía que despertar, tenía que hacerlo. Comencé a sentir de nuevo los pensamientos inundando mi mente y me preparé para enfrentarlo, me preparé para salvarla...

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